«Desde el balcón», se ven y se sienten los primeros vientos de marzo de este 2021.
Un día más de lucha unitaria contra la herramienta privatizadora de las pensiones: el Pacto de Toledo; una metodología que el capital implantó a través del acuerdo que llevaron a cabo entre Pujol y Felipe González.
Este primero de marzo la lucha va dirigida a desterrar, de esta maldita herramienta, su efecto multiplicador en la llamada brecha de género.
El movimiento feminista, junto al de los jubilados, se han convertido en punta de lanza, de trabajo y de tesón a favor de los derechos sociales.
Las mujeres llevan años luchando contra esas políticas que las encasillan en el mundo de los cuidados, políticas que son el germen del machismo, de las desigualdades en el trabajo, que impiden los desarrollos personales y provocan las violencias.
Todas estas realidades, al final de la vida laboral, terminan en jubilaciones de miseria, como injusto pago a una vida de trabajo y aportación social.
La lucha feminista seguirá ensanchando sus caminos, a pesar de los falsos debates que las malas yerbas quieren introducir, como siempre, con sus mismas artes de dividir.
Las mujeres jubiladas, a través de la COESPE y demás movimientos de pensionistas, aportan a esta lucha su sabiduría, sus muchos años de experiencia y las ilusiones de conseguir un mundo mejor, una sociedad más humana y un planeta más habitable.