«Desde el balcón» de Rufino Hernández, la semana pasada nevó y ésta trae borrasca, quizás la siguiente marejadilla por el Cantábrico, es cuestión de tiempo y este domingo cuenta con esta breve columna.
Se fue Trump. Muchos aplauden, piensan que con El se han ido las desigualdades, el machismo, la xenofobia, las guerras, los muros, las bombas nucleares…, otros le lloran porque piensan que con Él desaparece el sueño americano.Amén.
Llega Biden, para unos convertido en un héroe, en un salvador ante los problemas que hereda, mientras que otros le reciben con amenazas, cuernos y pistolas.
Pues ni una cosa ni otra: se marcha Trump, pero queda el trumpismo, forma de vida, pensamiento y filosofía. Viene Biden, y trae consigo toda su historia del terrorismo imperial.
Se diferencian en las formas, en los flecos y modos, ambos son la representación del mismo imperio, el recambio que impone el sistema para mantener el poder.
Pero no podemos distraernos con sus teatros, con sus egos y ambiciones, nuestros problemas están en el aquí y en el ahora, tenemos que bajar de la nube y pisar la calle, tenemos que derrotar las políticas del ministro- banquero Escrivá.
Iglesias ya le ha ganado el pulso con los 35 años para el cálculo de las pensiones. Una importante victoria que como estímulo ante la nueva campaña de lucha que comienza el día 25, para la que los jubilados se han fortificado crean unidades de acción entre ellos y otras organizaciones sociales y sindicales a nivel nacional.
Estas y estos jubilados lo tienen muy claro: tienen que obligar al Gobierno a que cumpla su programa y actúe como Gobierno progresista, al tiempo que frenen a las derechas y a los lobbis del poder económico y financiero.