Ayer 10 de diciembre y como todos los 10 de diciembre desde 1948, se celebró el Día Internacional de los Derechos Humanos, declarados por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esta Declaración Universal supone un documento histórico que proclama los derechos que corresponden a todas las persona como seres humanos, por el hecho de ser, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
En momentos en los que solo se habla por las calles de «pandemia, virus, ese lleva la mascarilla mal puesta, vacunarse o no», y de la novedad cómica «el Borbón viene por Navidad o no», Amnistía Internacional Burgos (AI Burgos) salió a la calle para recordar que en este 10 de diciembre de 2020 hay personas a las que se les roban sus Derechos Humanos, amenazadas diariamente, presas y condenadas a muerte sin delitos ni juicios, y en esta ocasión se hizo un llamamiento con petición de firmas por la libertad de Jani Silva (Colombia) defensora ambiental con amenazas de muerte diarias por su perseverante lucha por la conservación de la Amazonía y por los derechos de cientos de campesinos, Nassima Al-Sada encarcelada por reclamar los derechos humanos de las mujeres y de las minorías en Arabia Saudí, lleva meses sin ver a sus hijos, Khaled Drareni es periodista en Argelia y fue detenido el 7 de marzo cuando estaba informando sobre una protesta, posteriormente quedó en libertad pero el 27 de marzo y detenido otra vez hasta el día de hoy que permanece en la cárcel.
Rufino Hernández acompaña este artículo con la siguiente reflexión :
«¿Qué celebraciones?»
Celebraciones de los derechos humanos.
Sin derechos humanos se calcinan los cuerpos de los vulnerables en Badalona.
La sociedad, desde su deshumanización, les tapa con culposos calificativos.
Sin derechos humanos y sin atención médica, es abandonado el cuerpo de la recogedora de fresa, en Huelva.
Sin derechos humanos sigue habiendo ahogados en los mares y muertos en los campos de concentración de Lesbos y Moria.
Sin derechos humanos y con mucha ambición siguen manteniendo guerras, corrupciones y negocios financieros.
Sin derechos humanos, mueren los mayores abandonados en las residencias-negocio de multinacionales y de la Iglesia.
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